jueves, 26 de junio de 2008

Los "Responsables de las crisis". -MINI BIOGRAFÍAS-

EDUARDO DUHALDE

Dice el refrán que no hay quinto malo. Y por la cuenta que le trae, a Argentina le interesa que Eduardo Duhalde aguante en el cargo más que sus predecesores para enderezar la crisis que azota el país. Tras los mandatos de Fernando de la Rúa y el fugaz Rodríguez Saá, este peronista de 60 años ha llegado a la Casa Rosada gracias a los maniobras de su partido, sin pasar por las urnas.
Aunque ha anunciado un Gobierno de "salvación nacional" y asegura que ha venido "a poner de pie y en paz Argentina" miles de ciudadanos contestaron su llegada al poder con una sonora cacerolada.

Duhalde, apodado "el tachuela" por su corta estatura, siempre ha luchado con el ex presidente Carlos Menem por el líderazgo del Movimiento Nacional Justicialista, fundado en los años 40 por el caudillo nacional-populista Juan Domingo Perón, al que tanto admira. Hasta tal punto, que los más críticos afirman ya han visto semejanzas entre la idolatrada Eva Perón y su mujer. La primera dama, Hilda 'Chiche' Duhalde, como la inolvidable Evita, se pasa el día hablando de los pobres.

Para los argentinos, Duhalde es el ejemplo perfecto de la clase de políticos englobado en el lema «roban pero hacen obra», ya que mientras desempeñó el cargo de Gobernador de Buenos Aires construyó infraestructuras y dio casa y comida a los pobres al más puro estilo populista . Pero su mandato fue salpicado por varios escándalos de supuesto enriquecimiento ilícito y malversación de fondos públicos.

A Duhalde, padre de familia numerosa, católico y tradicional, el periodista Hernán López Echagüe le acusó en su libro "El otro" de estar vinculado al narcotráfico en su juventud. El presidente siempre ha negado estas afirmaciones.

El pago de los sueldos atrasados a los funcionarios y el anuncio de la devaluación del peso argentino en un 30%, han sido sus primeras medidas de choque para intentar superar la crisis.


ADOLFO RODRIGUEZ SAA

Un reportero le pregunta al peronista Adolfo Rodríguez Saá si prolongaría su Presidencia interina en Argentina más allá de marzo próximo, fecha anunciada para celebrar elecciones. Y el
flamante jefe de Estado provisional suelta un ambiguo «Y, no sé».

El chiste, de eso se trata, es que «Y no c» era el nombre del motel en el cual Rodríguez Saá protagonizó en 1993 un escándalo de sexo y vídeos, a la vez que estaba al frente del Gobierno de San Luis, una provincia periférica del país.

Luego la señorita en cuestión, La Turca Sesín, una empleada de su gabinete de prensa, fue acusada por el gobernador de haber montado una «cama» -engaño, en argot argentino- para chantajearlo. La escandalosa historia terminó con la mujer sentada en el banquillo de los acusados y aún continúa purgando 12 años de prisión.

Más allá de aquel alboroto que lo encumbró a la portadas de los periódicos y del que pudo rehacerse después, Rodríguez Saá, de 54 años de edad, es reconocido en Argentina como administrador eficaz y austero, aunque muchos no dudan en subrayar en él cierto estilo autoritario y un meteórico enriquecimiento.

Criado en una familia de raigambre conservadora, a los 15 años predicaba el antiperonismo desde una revista, pero después de pasar por la Universidad de Buenos Aires y graduarse allí como abogado, se convirtió al partido del caudillo Juan Perón y Evita.

Junto a su hermano Alberto, que actualmente es senador, se hicieron con el control del peronismo en San Luis y formaron una suerte de dinastía. En 1983, Adolfo ganó la gobernación con el 40,49% de los votos; en 1987, con el 52,12% y el 50,51%, en 1991. El récord fue un impresionante 71,75% en 1995 y en 1999 cosechó 54,9%.

Así es como San Luis, en el noroeste argentino, ha sido gobernada por Rodríguez Saá durante los últimos 18 años en forma ininterrumpida. Y la oposición lo acusa de nepotismo, enriquecimiento ilícito, arreglos en las licitaciones y manejo non sancto de los tribunales de Justicia. En los juzgados, hay una denuncia contra él porque -supuestamente- amasó algún dinerillo de más. Llegó por primera vez al Gobierno con una casa y dos coches por todo patrimonio. Ahora le endilgan poseer 22 millones de dólares, una veintena de inmuebles, el único diario y varias emisoras de televisión y radio en San Luis.

Como si perteneciera a la familia, muchos peronistas le llaman el Adolfo, tal vez por su estilo simpático, la sonrisa perpetua y el gesto limpio que transmite su rostro. Está casado con la profesora de inglés María Alicia Mazzarino y el matrimonio tiene cinco hijos. Por su personalismo y modos mandones, se aproxima al estereotipo del cacique de provincias. En 1992 mandó a imprimir un libro de texto escolar con 17 fotos de sí mismo. Los alumnos podían leer en sus páginas lo siguiente: «El gobernador [Rodríguez Saá] aceptó gustoso el desafío de hacer grande a la provincia y feliz a su pueblo».

En esta demostración de demagogia hay, sin embargo, alguna veta de verdad. San Luis pasó de vivir de la economía rural a ostentar cierto desarrollo. El estado provincial tiene 60 millones de superávit. Rodríguez Saá construyó diques, acueductos, autovías y hoteles. Y el desempleo es del 7%, muy por debajo del 18,3% en que se cifra el promedio nacional.

Tal vez porque está encaramado a esos logros, Rodríguez Saá tiene mano dura con los adversarios. Había colocado a su apoderado, el abogado Carlos Sergnese, al frente de la Corte Suprema provincial. A dos magistradas que protestaron ordenó que las destituyeran.

Desde años atrás venía preparándose para este momento. En el año 1999, empapeló el país con carteles con el contundente lema de: «Rodríguez Saá, presidente». Ahora resulta que el cargo es temporal y que en marzo debería irse.

Pero con él nunca se sabe del todo. Rodríguez Saá divide a los políticos y se ubica, sin miramientos, entre «los optimistas, como Roosevelt y yo»

CARLOS MENEM

Nacido el 2 de julio de 1930 en el Anillaco, en la norteña provincia de La Rioja, descendiente de musulmanes inmigrantes de Siria, en 1955, el mismo año en que fue derrocado su admirado general Juan Domingo Perón, fundó en su región la Juventud Justicialista (peronista). Siete años más tarde ya era candidato a diputado provincial y en 1963 fue elegido presidente del Partido Justicialista de La Rioja.

Emulando la estética de los caudillos riojanos que libraron a fines del siglo XIX importantes batallas contra el centralismo bonaerense, Carlos Saúl Menem lució desde inicios de los 70 hasta bien entrada su presidencia, unas tupidas y largas patillas que sus asesores de imagen hicieron desaparecer.

Coqueto hasta el extremo, orgulloso de sus Rolex, coches deportivos y costosos trajes, Menem se hizo injertos de pelo y liftings, llevando siempre en sus 209 viajes al extranjero a su peluquero y a su sastre, para estar impecable.

En 1973 fue elegido gobernador de La Rioja, siendo reelegido en 1983 y 1987. Durante la dictadura militar (1976-83) sufrió un encarcelamiento VIP durante varios meses y tras su liberación se trasladó a Paraguay donde mantuvo una estrecha relación con el entonces dictador Alfredo Stroessner.

En 1983 ya era presidente del Partido Justicia en su provincia, y tras ganar las internas de ese partido con el apoyo de militares carapintadas como Seineldín, ex miembros de la Triple A (estructura paramilitar del Gobierno de Isabel Perón, peronista que entre 1973 y 1975 mató a 1.000 opositores) y burócratas sindicales, fue elegido presidente de Argentina en 1989.

Controlando a la mafiosa burocracia sindical de la poderosa Central General de Trabajadores, Menem cambió la tradicional línea económica seguida por los gobiernos peronistas anteriores, aplicando una durísima política ultraliberal, y convirtiéndose en un incondicional aliado de Washington. Con su plan económico, del cual fue el principal artífice Domingo Cavallo (ahora nuevamente ministro de Economía), logró doblegar la hiperinflación heredada del Gobierno de Raúl Alfonsín, aunque hizo disparar el desempleo y provocó una recesión alarmante.

La corrupción generalizada que caracterizó a su Gobierno, hizo que sólo una parte de las divisas obtenidas por su política privatizadora fuera dedicada a reducir la deuda externa, mientras que otra fuera a parar a las cuentas en paraísos fiscales de los intermediarios, el entorno Menem. En el plano político, Menem indultó en 1989 a Seineldín (jefe de los golpes carapintadas de 1987 y 1988 contra Alfonsín) y en 1990 a todos los máximos jefesmilitares de la dictadura militar encarcelados. Su mayoría parlamentaria le permitió a Menem modificar la Constitución para poder ser reelegido en 1995.

Un juez pidió la captura de uno de sus grandes amigos, el poderoso empresario Alfredo Yabrán, acusado de haber asesinado en 1997 al reportero gráfico José Luis Cabezas, que seguía sus pasos. Cavallo acusó a Yabrán en 1995 de dirigir la red económica mafiosa, y terminó siendo destituido por Menem. Yabrán se suicidó al ser acorralado por la policía.

La propia hija de Menem, Zulemita, acusa a esos sectores mafiosos de asesinar a su hermano Carlos -muerto oficialmente en accidente en oscuras circunstancias-, supuestamente, por haber ido a contar a su padre, ingenuamente, negocios turbios que descubrió casualmente.


FERNANDO DE LA RUA

El compromiso de luchar contra la corrupción gubernamental y mejorar las prestaciones sociales auparon a Fernando de la Rúa hasta la presidencia de la República Argentina el 10 de diciembre de 1999. Dos años después, el incumplimiento de esa promesa, por la grave crisis económica que atraviesa el país, ha provocado un estallido social que ha obligado al sucesor de Carlos Menem a decretar el estado de sitio.

Fernando de la Rúa, natural de la provincia de Córdoba y licenciado en Derecho, entró a formar parte de la Unión Cívica Radical (UCR) en 1980 . Fue uno de los senadores que votó a favor de la Ley de Punto y Final , en diciembre de 1986, por la que se concedía un plazo de 60 días para denunciar a los policías o militares involucrados en la violación de los derechos humanos, durante la dictadura militar.

Considerado el "hombre fuerte" de los porteños, en plena etapa de dominio peronista en el país, logró un escaño de diputado por la provincia de Buenos Aires en las elecciones legislativas de 1991.

Días después, el ex presidente del Gobierno, Raúl Alfonsín presentó la renuncia a la presidencia de la UCR y él se convirtió en uno de los grandes líderes de la formación. En 1996 fue elegido jefe del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires en los comicios directos a la alcaldía, inflingiendo a los peronistas la derrota más dura de su historia. Su trayectoria posterior le llevó a ocupar el primer puesto para optar a la candidatura radical a las elecciones presidenciales de 1999 al frente de La Alianza, una coalición formada por la UCR y el Frente País Solidario (FREPASO).

Una campaña electoral basada en la lucha contra la corrupción y el desempleo, así como las mejoras en salud, educación, pensiones y protección a la infancia, le proporcionó la victoria con el 48% de los votos.

Durante estos dos años, De la Rúa ha tratado de combatir la recesión, la alta tasa de paro y el déficit con recortes del gasto público, subidas de impuestos y un plan de ajuste económico y laboral que provocaron dos huelgas generales (el 5 de mayo y el 9 de junio de 2000).

Las dificultades políticas y económicas se fueron agravando y, el 19 de marzo de 2001, De la Rúa anunció la incorporación de Domingo Cavallo al gabinete de "unidad nacional", para tratar de salvar la crisis. Nueve meses después, el Gabinete argentino de ministros ha presentado su dimisión en pleno, incluido el propio Caballo, mientras el país está sumido en el caos.

DOMINGO CAVALLO

Economista de profesión,
liberal de confesión, salvador de la nación por vocación, Domingo Cavallo es el inventor de la
‘convertibilidad’, es decir, la paridad del dólar de EEUU con el peso argentino. Un ‘milagro’ que
funcionó durante su primera etapa como ministro de Economía pero que no lo ha hecho en la segunda.

Incapaz de reflotar a un país en pleno naufragio, Cavallo abandonó al presidente De la Rúa como ya lo hizo en 1996, tras un desacuerdo con el presidente de entonces, Carlos Menem.

Desde que Fernando de la Rúa llegó al poder en diciembre de 1999, Cavallo no dejó de criticar a sus predecesores, José Luis Machinea y el efímero Ricardo López Murphy. Se diferenció de ellos en que partió del principio de que, si lograba reactivar el consumo, la economía se recuperaría. Con este espíritu, aceptó formar parte del gobierno de unión nacional cuando De la Rúa recurrió a su experiencia para activar el crecimiento.

La ‘convertibilidad’ logró acabar en 1991 con una inflación de cuatro cifras y que tanto el país como los inversores extranjeros recuperaran la confianza. Pero Cavallo se fue del Gobierno de Menem dando un portazo y acusándolo de corrupción a pesar de que él mismo estaba implicado en varios escándalos.
Sus dos estancias al frente del Ministerio de Economía también estuvieron jalonadas por dos records nada envidiables: 18,4% de paro en 1995 y 18,3% en octubre de 2001.

Cavallo es profesor de Ciencias Económicas, diplomado en la Universidad estadounidense de Harvard, está casado y es padre de tres hijos.

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